Tras la agresión el maltratador se muestra arrepentido y muy enamorado.
En la fase luna de miel el agresor pide perdón y promete que nunca volverá a hacer daño a la mujer. Se muestra agradable y, de nuevo, reina la armonía. Tal es así que la víctima llega a creer que la agresión fue un hecho aislado que no se volverá a repetir. Incluso piensa que ella misma fue, en parte, la causante de que se desencadenase tanta violencia.
Pero, poco a poco, se vuelve a la casilla de salida. Vuelven las discusiones y los conflictos (fase de tensión). Después, llega otra vez la agresión física o psicológica (fase de explosión), tras la viene la fase luna de miel.
Con el tiempo, el paso de fases se acelera y, finalmente sólo queda la agresión pura y dura sin ningún tipo de adornos.
FUENTE:
Estudio sobre el tiempo que tardan las mujeres víctimas de violencia de género en verbalizar su situación. Delegación del Gobierno para la Violencia de Género
Texto relacionado con el libro El viejo truco del amor
