PERO, ¿QUÉ ES ESO DEL ACOSO ESCOLAR?


Hay bastante acuerdo sobre qué es el acoso escolar. Todos los investigadores señalan cuatro aspectos fundamentales:


• Se da entre compañeros de un mismo centro educativo. Algunos prefieren hablar de “violencia entre iguales” para insistir en que se trata de violencia entre alumnos. Por tanto, en el acoso escolar no queda incluido el maltrato de los estudiantes a los profesores y viceversa.


• Se trata de violencia física o psicológica (a la víctima la empujan, le quitan cosas y también le ponen motes, la aíslan, etc.).


• Se da de forma continuada. No se considera acoso escolar si hay solo un episodio aislado de maltrato.


Hay una clara posición de poder del acosador sobre la víctima (el acosado es más fuerte, es más desenvuelto o son varios compañeros contra uno).


Dan Olweus, el primero que estudió el acoso escolar, lo explicó así en uno de sus libros: “Un alumno es agredido y se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos”. Una acción negativa sería “toda acción que causa daño a otra persona de manera intencionada” (Olweus, 1998:25).

Dan Olweus se interesó por el acoso escolar a principios de los años setenta. En España y en toda Europa el tema cobró una gran relevancia en los años noventa. Dan Olweus no solo fue uno de los pioneros en este tema, sino que además sigue escribiendo libros muy accesibles e interesantes.

Según lo dicho hasta ahora, para que haya acoso escolar no hacen falta más que dos alumnos, el acosador y su víctima. Sin embargo, hay muchos autores que prefieren hablar de acoso escolar solo cuando el acosador maltrata a su víctima delante de un grupo de alumnos que acaba aislando o excluyendo a la víctima. En el acoso escolar, desde este punto de vista, intervendrían:


el acosador


la víctima


los espectadores


Sea como fuere, la gravedad del acoso aumenta cuando interviene el grupo. Si se piensa detenidamente, el que un solo alumno se meta con un compañero más débil, tiene fácil solución. Basta con aplicar las medidas disciplinarias del centro educativo, insistir a la víctima para que no se deje intimidar y hacer un seguimiento de los dos alumnos. Una vez detectado el problema, la víctima podrá seguir juntándose con el resto de sus compañeros de una forma normal.


El problema se hace más difícil de abordar cuando todo un grupo de más de veinte alumnos ha cogido la costumbre de no dejar en paz a un compañero. Entonces, no basta con sancionar al más violento, sino que hay que cambiar la mentalidad del grupo entero.

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