LAS EDADES DE LA VIDA 1/3 LA DIVISIÓN DE LA VIDA EN SEIS EDADES

¿Hasta qué edad llega la juventud? ¿Cuándo empieza las vejez? A lo largo de la Historia se han dado diferentes y sorprendentes respuestas.

La división de la vida por edades no era una cuestión meramente erudita. Tenía repercusiones muy importantes en la vida real de las personas.

Sirva de adelanto que el sistema hebdomadario basado en el número siete, que fue el más reconocido, fue utilizado por el Derecho romano y, posteriormente, por el derecho eclesiástico y el derecho civil europeo.

Se utilizaba para decidir asuntos tan importantes como la edad en que se recibían los diferentes sacramentos, la edad en que se podía casar a los jóvenes, o a partir de qué momento una persona dejaba de estar bajo la tutela de un tutor legal y accedía a su propia herencia.

LA DIVISIÓN DE LA VIDA EN SEIS EDADES

    Lorenzo Hervás y Panduro, uno de los jesuitas expulsados tras el motín de Esquilache, en los primeros capítulos de la Historia de la vida del hombre, incluida en su ambiciosa enciclopedia titulada Idea del Universo, adoptó la división de la existencia del hombre en seis edades.

    Recogía una rigurosa tradición erudita y clerical que se remontaba al Corpus Hippocráticum, escrito en el siglo IV antes de Jesucristo, y que seguía vigente todavía en el siglo XVIII.

    Era el llamado sistema hebdomadario, el cual hacía coincidir los años climatéricos o cimas de cada edad con el múltiplo de siete.

    De este modo, la infancia iba desde el nacimiento hasta los siete años o época de la dentición; la niñez abarcaba desde los siete hasta los catorce años o época de la producción espermática; la pubertad desde los catorce hasta los veintiún años o época de aparición de la barba; la juventud desde los veintiuno hasta los veintiocho años o época del crecimiento completo; la edad adulta iba desde los veintiocho hasta los cuarenta y nueve años, y, por último, la vejez llegaba hasta los cincuenta y ocho años.

    A la cuarta edad, la juventud, en la que se completa el desarrollo anatómico, Hervás y Panduro la llamaba viril, aunque afectara a hombres y mujeres:

    Absolutamente se puede decir que tanto en los hombres como en las mujeres, la edad viril es aquélla, en que todos, sin excepción, han adquirido toda la perfección que respectivamente les conviene, y presentan la figura humana en su mejor estado de estatura corporal, color, fisonomía, proporción de miembros, y temperamento de humores, que forman la hermosura natural del cuerpo humano.

    La división de la vida en seis no era el único sistema de las edades humanas. Había otras tradiciones distintas en las que la vida se dividía en grupos de tres, cuatro y siete edades.

    El mismo Corpus hippocráticum había sembrado en la Antigüedad Clásica la duda al conjugar el número cuatro y el número siete. En efecto, Hipócrates basaba su concepto del cuerpo humano en, por una parte, la correspondencia entre los cuatro elementos básicos de la naturaleza (aire, agua, tierra y fuego) y sus respectivas cualidades (frío, húmedo, seco y caliente) con los cuatro humores del cuerpo (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema); y por otra, la influencia de los siete planetas conocidos en la Edad Antigua.

    Texto relacionado con el libro El viejo truco del amor