El Estado Islámico es tan indudablemente bárbaro que ha conseguido algo insólito: que estados tan diferentes como Francia, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Rusia, Turquía o Irán hayan decidido atacarlo. Sin embargo, el goteo de ciudadanos que abandonan países civilizados para apuntarse al Estado Islámico continúa. Quizá parte de la explicación de este contrasentido se encuentre en el otro conflicto que se está desarrollando ahora entre Israel y los palestinos.
Israel se sitúa desde hace décadas al margen de la ley y actúa de forma bárbara. En efecto, desde 1967 incumple las resoluciones de la ONU que le condenan por su política agresiva contra los palestinos. Por otra parte, la barbarie del Israel queda en evidencia solo con señalar medidas tan contrarias a un estado civilizado como son castigar a los que les atacan destruyendo las casas de sus familias o recordar el balance de muertos del conflicto entre la franja de Gaza e Israel de 2014 en la que murieron 2.205 palestinos, de ellos 1.563 civiles, frente a 71 muertos israelís, de los cuales 6 eran civiles.
Aunque no se pueden justificar los asesinatos que cometen algunos palestinos, si se puede comprender la impotencia y la rabia de los palestinos cuando una y otra ven que la comunidad internacional mira a otro lado. Creo que un primer paso para desactivar la barbarie del Estado Islámico sería poner límites efectivos a la barbarie del estado de Israel.
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