Todavía algunos dicen que el acoso escolar es algo que ha sucedido siempre, solo que ahora se le da demasiado importancia. El acoso escolar sería, desde este punto de vista, una moda que da importancia a algo completamente natural en los jóvenes.
Se equivocan y mucho. El acoso escolar sí tiene importancia y, a veces, consecuencias fatales. Ha habido recientemente niños que se han suicidado porque no soportaban el acoso que padecían en sus centros educativos. Estos suicidios han causado una justificada alarma social que los periódicos han recogido. De hecho, los numerosos estudios que se han hecho sobre el acoso escolar y la relevancia que le han dado las instituciones educativas se deben a estos tristes sucesos.
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Uno de los efectos más nefastos y peculiares del acoso escolar en la víctima es la victimización. La víctima asume que ella misma es responsable y causante de la violencia que ejercen el acosador y sus compañeros. Como el acoso se produce de forma continuada, a veces durante años, influye en el concepto que se forja sobre sí misma. Se siente culpable puesto que piensa que lo que dicen de ella es verdad. Cuando llega a la vida adulta, si estos sentimientos perduran, se convertirá en presa fácil para otros abusos de sus compañeros de trabajo, sus amigos o su pareja.
En algunas víctimas el rendimiento escolar se resiente de forma notable. Sus calificaciones, que antes eran normales o incluso brillantes, bajan ostensiblemente. Las expectativas que habían generado de seguir su formación cursando tal o cual carrera universitaria o determinada formación profesional, se deshacen porque siente rechazo por todo lo que rodea la situación educativa.
En estudios que se han realizado con adultos que sufrieron maltrato en su periodo de formación, se ha comprobado que siguen teniendo pesadillas y recuerdos que les perturban. Parte del estrés que sufren se debe a que han quedado marcados, por lo que reviven una y otra vez la inseguridad que padecieron en el pasado.
Los que han sufrido acoso escolar desconfían de los demás, lo cual les afecta a la hora de entablar relaciones maduras. En las entrevistas es frecuente que cuenten que tienen dificultades a la hora de relacionarse con personas de otro sexo.
Una de las secuelas que perdura en las víctimas de acoso escolar es la ansiedad e incluso la depresión. Los trastornos en la alimentación y el consumo de drogas, en ocasiones, hunde sus raíces en una situación de acoso escolar vivida en la niñez.