CONSECUENCIAS DEL ACOSO ESCOLAR. 1/3. LOS ACOSADORES


Comienzo esta serie de entradas sobre las consecuencias del acoso escolar hablando del acosador. Da la impresión de que lo único que merece al acosador es manos dura. Pero, la cuestión central es que estamos hablando de un niño o un adolescente que tiene toda la vida por delante. Por lo tanto, hay que ayudarle a cambiar con todo el cariño y la comprensión que cualquier joven, por el mero hecho de serlo, merece. Si a un delincuente adulto condenado a la cárcel, se le debe proporcionar les medios para su reinserción, a un menor que ha maltratado a un compañero, hay que educarlo. Es lo que dice la ley y es de sentido común


Sancionar al acosador y apartarlo de la víctima, sí; condenarlo y estigmatizarlo, no.


Como con cualquier hijo o cualquier alumno, hay que mostrarle las normas de convivencia y las consecuencias que trae sobrepasar ciertos límites. Sin embargo, hay que recordar algo muy importante: la mano dura como única solución no funciona nunca. A nadie se le doblega ni se le tuerce la voluntad con la fuerza. Los castigos acompañados de broncas son un camino estéril que conduce a una mayor rebelión.


Lo que mejor ha funcionado en la educación siempre ha sido el cariño, el estímulo positivo y el respeto. Los esfuerzos que realice el acosador (y cualquier joven) por hacer las cosas bien, siempre han de merecer unas palabras de ánimo y de aliento. Es así como se estimula la mejor cualidad para afrontar la vida: la voluntad. En la voluntad se mezclan el deseo y la constancia. Nosotros, los padres y los profesores debemos tener la voluntad de atender al que ha mostrado unas especiales carencias en su forma de relacionarse.


Hay una frase que siempre me ha gustado y que con los acosadores hay que aplicar con mayor decisión “Un padre, un amigo, un profesor siempre tienen que esperar lo mejor de los suyos”.

Si el acosador no cambia, el futuro que le espera es convertirse en un indeseable. Como el acosador escolar ha obtenido prestigio saltándose las normas más elementales (ha obtenido recompensas y placer agrediendo a un compañero), ha reforzado un estilo de comportamiento agresivo y antisocial. Algunos estudios han detectado que los acosadores escolares, cuando son adultos, presentas muchas posibilidades de cometer delitos.


La figura del acosador está asociada con razón al fracaso escolar. Los acosadores típicos no ponen atención en sus tareas escolares y su rendimiento se resiente. Poco acostumbrados a cumplir las normas, provocan tensiones con los profesores y son fuente de disrupciones en la marcha normal de la clase. El absentismo es una consecuencia más de su falta de implicación en los estudios y de su costumbre de saltarse las normas.


Los acosadores adoptan a medio y largo plazo un estilo agresivo. Se acostumbran conseguir sus objetivos y a imponer su opinión mediante la fuerza y la amenaza. En su vida adulta los acosadores escolares probablemente abusarán de los más débiles en el trabajo (mobbing) y también de su familia (violencia doméstica y violencia de género).

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