Cualquier cambio en tu hijo que intuyas que tiene su origen en el centro educativo, ya sea de primaria o de secundaria, te debe poner en alerta. La clave para descubrirlo será que consigas que tu hijo te cuente qué le pasa. Aunque, a veces, te será difícil, porque habrás de romper los muros de silencio que se levantan por las características de la edad y porque, justamente, el acoso escolar es opaco a los adultos.
Hay listas de síntomas de acoso escolar. Pero los síntomas no son coherentes. Puede que en casa tu hijo se muestre más retraído o, por el contrario, se deje llevar por la excitación y por la rabia generando conflictos que antes no eran frecuentes. Es habitual que la ansiedad le afecte físicamente (somatización): le duela la cabeza o el estómago; pierda el apetito; duerma mal o tenga pesadillas. O, al contrario, la ansiedad le lleve a comer más y a que no quiera salir de la cama.
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De todo ello se deduce que tendrás que aplicarte en observar su conducta y su estado de ánimo. Y, sobre todo, mostrarte receptivo a cualquier intento de sincerarse.
Sea como fuere, si en un ataque de rabia, por ejemplo, rompe algo o maltrata a su hermano, no dejes de señalarle los límites que se han fijado en tu casa para una correcta convivencia. En cualquier situación ha de aprender a canalizar su agresividad. Eso sí, intenta descubrir que hay detrás de esa explosión de rabia.
Los cambios de conducta ocasionados por el acoso se manifestarán con más intensidad a la hora de ir al centro educativo. Al final de las vacaciones o el domingo por la tarde quizá muestre algún signo de desasosiego que antes no manifestaba. Observa si se inventa excusas para no ir al centro educativo o finge enfermedades que no son reales. Las faltas a clase son un indicio significativo de que algo no marcha bien. Quizá la razón de no querer ir sea el miedo a otros alumnos.
Presta especial atención a la información que te den los profesores o el tutor. A veces los alumnos acosados se comportan de forma tímida, o, todo lo contrario, te llamen del centro porque se ha enfrentado a otros compañeros y se ha mostrado insolente con algún profesor. En cuanto al rendimiento escolar, puede que el acoso escolar le altere en su concentración y en sus notas, o no, que siga obteniendo las mismas calificaciones de siempre.
Observar la relación con sus amigos habituales te dará pistas fiables de lo que está sucediendo. En especial si vives en la misma zona donde se ubica el centro educativo y sus amigos también van el mismo centro. Si observas que sus amigos empiezan a darle de lado, quizá signifique que el acoso escolar esté traspasando las paredes del centro y ha alcanzando su vida privada.
Recuerda, por otro lado, que los alumnos acosados suelen contar antes sus problemas a sus amigos que a sus propios padres. Entablar una conversación con un algún amigo suyo, como quien no quiere la cosa, sobre cómo le va a tu hijo en el centro educativo, te proporcionará una serie de pistas fiables.
Cuando tengas alguna sospecha, acude rápidamente al centro educativo. Concierta una cita previamente con el tutor para que juntos sigáis averiguando a qué se deben los cambios en tu hijo.
Según las estadísticas, los padres están muy satisfechos con la relación con los tutores. Yo por mi parte, te recomiendo que, aunque a tu hijo le vaya perfectamente bien con las notas y con sus amigos, hables con el tutor una o dos veces en el curso. Es posible que tu hijo te diga y te insista que no quiere que vayas. Te aseguro, que en el fondo, están encantados. Estás cumpliendo con tu papel de padre o de madre y con ello les manifiestas un interés y un cariño de calidad.
En cuanto a mi experiencia como tutor, te confirmo que la inmensa mayoría de las entrevistas con los padres me han resultado muy útiles e interesantes. Me han servido para conocer mejor al alumno y, por lo tanto, para mejorar la relación con él. También han sido beneficiosas para los mismos alumnos y para su rendimiento escolar.
Por supuesto, en caso de que tengas la certeza de que a tu hijo lo están acosando, preséntate en el centro y denúncialo. Después haz un seguimiento de cómo se está implementando el protocolo de actuación.