Una obra de teatro emocionante y cargada de esperanza
Mis felicitaciones. Creo que has conseguido que Amor mío tenga un buen ritmo. ¿Cómo lo has conseguido?
Me alegra mucho que pienses eso. En mi caso el ritmo se consigue con las primeras líneas. Si se coge el tono adecuado desde el principio, se tiene mucho conseguido. De todas maneras, es una obra de teatro hecha al estilo clásico. Si se le pilla el truco al estilo clásico, con su planteamiento, nudo y desenlace, todo funciona muy bien.
«No hay ninguna diferencia entre la violencia de género que se ejerce en una pareja formada por jóvenes y la que se ejerce entre las personas de más edad».
Aunque la obra tiene momentos muy románticos y muy joviales, quería preguntarte si Amor mío, en realidad, es una tragedia.
En efecto, Amor mío es una obra concebida como una tragedia. Al estilo de las tragedias clásicas, una fuerza poderosa conduce los personajes a la autodestrucción de forma inexorable. También, como en las tragedias, Silvia y Pablo, los protagonistas, actúan influidos por otros personajes que les susurran a los oídos y los llevan por caminos peligrosos. El objetivo final de la obra es también propio de las tragedias: la catarsis, esto es, que el público se identifique y aborrezca tanto los hechos que ha visto pasar ante sus ojos, que no quiera repetirlos de ningún modo.
Los personajes de Amor mío son todos jóvenes. ¿Por qué crees que esta obra de teatro puede interesar a personas de todas las edades?
Porque, en esencia, no hay ninguna diferencia entre la violencia de género que se ejerce en una pareja formada por jóvenes y la que se ejerce entre las personas de más edad. El agresor joven y el mayor utilizan parecidas estrategias y las víctimas de todas las edades sufren parecidas situaciones.
Precisamente, al ser los protagonistas jóvenes, la violencia y la dominación se da en estado puro y sin ningún tipo de interferencias como las que hay en las relaciones de las personas mayores. Una mujer maltratada de cierta edad puede tener con el maltratador hijos, relaciones sociales y familiares en común, depender parcial o completamente de su agresor, etc. Todo ello, quizá, le haga más difícil tomar decisiones para cambiar su situación.
En cambio, los protagonistas de Amor mío, Silvia y Pablo, no tienen ningún tipo de condicionamiento. No pasaría nada, justamente por su juventud, si uno le dice al otro:
—Lo siento, pero no me gustas. No me llames más.
Con solo esas palabras la relación se tiene que acabar. La cuestión es que tanto Pablo como Silvia están encadenados voluntariamente a una relación dañina.
Hablas de una fuerza poderosa que no deja salir a la pareja de la trampa de una relación dañina. ¿Es posible escapar de la violencia de género?
Es posible tanto para las mujeres como para los hombres. Hay datos oficiales que avalan que una parte muy importante de condenados por maltrato no vuelve a reincidir. Todo el mundo tiene la capacidad de cambiar y más los jóvenes.
Con Amor mío no trato solo de denunciar unos hechos, sino de dar salidas. Una obra dirigida a los jóvenes tiene que estar cargada de esperanza.
Pero, como dices, las relaciones tóxicas y la violencia de género son una trampa peligrosa en la que caen muchas parejas. Para mí hay un momento clave y se suele dar al principio de la relación. Es cuando se dan las primeras agresiones graves y se decide permanecer con esa persona que, con su acción, ha sobrepasado todos los límites. Si buscas excusas a esas agresiones y no tomas medidas drásticas, entonces, probablemente, hayas caído en la trampa de una relación peligrosa y dañina.
En la obra Amor mío se habla de violencia machista, pero también de sumisión. ¿Hay en la violencia de género una relación de poder?
Estoy convencido de que en todas las relaciones humanas hay una relación de poder. Solamente los verdaderos amigos y las parejas que han construido una relación sana e inteligente, acaban, si no superando, al menos, conteniendo el ansia natural de dominio del uno sobre el otro.
Hay voluntad de dominio tanto por parte del hombre como de la mujer. La enorme diferencia entre la voluntad de dominio de los hombres y mujeres es que hay una innegable y milenaria tradición machista. Por eso habla de violencia machista y de género.
Otra característica de la violencia de género son las consecuencias de la violencia física, lo cual también tiene una larga tradición machista. Desde hace milenios muchos hombres han creído justificado emplear la violencia física contra las mujeres. Por ejemplo, siglos atrás se planteaba la siguiente pregunta: ¿Por qué Dios hizo a los hombres más fuertes que a las mujeres? La respuesta era sencilla: para que el hombre domine con facilidad a la mujer. Visto desde la perspectiva actual es una idea tremenda que no tiene ninguna justificación.
¿Hay mucha violencia machista entre los jóvenes españoles?
No. Por el contrario, en comparación con otros países de Europa, en España hay pocos casos de violencia de género. Por otra parte, ocho de cada diez jóvenes no son nada machistas y enseguida detectarían y resolverían una relación problemática de este tipo.
El problema está si se juntan un chico y una chica que están incluidos en ese dos de cada diez que asume como naturales ciertas ideas machistas. Fíjate que ahora en España hay cerca de mil jóvenes entre 14 y 17 años que tienen protección policial en España por sufrir violencia machista. Hay que decir, que muchas de estas jóvenes están en riesgo bajo. Pero, vaya, la cuestión es que los jueces y la policía han tenido que intervenir.
Como te decía al principio de la entrevista, a mí la obra me ha atrapado desde el principio y me la he leído de un tirón. También me ha gustado que no te detengas en los detalles más truculentos de una relación violenta. Dime para terminar, ¿por qué recomendarías leer Amor mío?
La violencia de género es un tema muy delicado. Antes de escribirla he leído y preguntado muchísimo. Cualquiera que se acerque a esta obra, aunque es pura ficción, tendrá la oportunidad de presenciar claramente la facilidad con la que una relación amorosa degenera en una relación destructiva.