Los alumnos ayudantes no son solo alumnos del mismo grupo que intervienen en situaciones de acoso escolar. Hacen mucho más:
– Acompañan a los alumnos que se incorporan cuando ya se ha iniciado el curso
– Acuden cuando hay problemas de integración y rechazo
– Están alerta con los malentendidos y rumores
– Ayudan a los compañeros con problemas de aprendizaje
– Colaboran con los alumnos con discapacidades
Los programas de alumnos ayudantes tienen una gran tradición en los países anglosajones. Parten del hecho comprobado que los alumnos prefieren contar sus problemas a otros alumnos antes que a los profesores o a sus padres. Aunque no es su misión específica, ayudan a que no se den situaciones de acoso escolar, dado que ellos representan en el grupo la solidaridad, la tolerancia y el respeto mutuo.
Normalmente los alumnos ayudantes son elegidos por sus propios compañeros. El proceso de la elección suele ser el siguiente: Primero se les explica a qué se comprometen los alumnos ayudantes; a continuación los alumnos voluntarios exponen por qué quieren serlo; y, finalmente, se realiza la votación.
Otras veces, el tutor, según su criterio y método, elige entre los voluntarios. El número de alumnos ayudantes es de dos a cuatro por grupo.
Tras su nombramiento se dedica un tiempo a su formación con dinámicas grupales divertidas y con charlas participativas adaptadas a sus edades. En la formación se les enseña de forma muy práctica algunas habilidades sociales y técnicas de resolución de conflictos.
En la formación también se les explica cuándo pueden intervenir y en qué casos han de comunicárselo a su tutor o a algún profesor del equipo de convivencia del centro.
Por otra parte, las actuaciones de los alumnos ayudantes son supervisadas por un profesor. De forma periódica, se reúnen con el profesor y con otros compañeros ayudantes de su mismo nivel para compartir experiencias y contar el clima de su grupo.
Los alumnos ayudantes están encantados de serlo. Todos quieren repetir o pasar al segundo nivel de compromiso: los alumnos mediadores.
La experiencia de ser ayudantes es indudablemente beneficiosa en cuanto a su educación y la configuración de su personalidad:
– Mejora de su autonomía, dado que analizan y resuelven conflictos
– Ejercitan sus habilidades sociales
– Mejoran su capacidad de empatía, ya que se ponen en el lugar del otro
– Abordan los problemas de forma pacífica y constructiva
– Colaboran con los adultos en la mejora de la convivencia
Y, además, se ganan la consideración, el respeto y la estima de sus compañeros y profesores.