A principios del siglo XX en el barrio de Montmartre de París, en locales minoritarios, se representaban con títeres obras de Shakespeare, Aristófanes y Cervantes. Con la llegada del modernismo y de las vanguardias el interés por los títeres se renovó de forma importante entre los intelectuales. Un antecedente de esta tradición culta fue el teatro de sombras del cabaret parisino el Gato Negro.
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