Los modernistas creían en la religión católica, pero también les fascinaba la transmigración del alma, las religiones orientales y, en especial, el esoterismo.
En ese tiempo adquirió una gran fama, Madame Blavatsky. Madame Blavatsky era una medium que intermediaba con los muertos. No solo se le aparecían los muertos en las sesiones de espiritismo, sino que, en ocasiones, los espíritus de los muertos le poseían generando una extraña sustancia llamada ectoplasma.