LA DIFERENCIA Y EL MATIZ EN EL ACOSO ESCOLAR


Lo dicen ellos mismos. Tanto los acosadores, los espectadores como las víctimas coinciden en que el acoso escolar comienza porque “un chico o una chica no se comportan como la mayoría de los chicos o chicas”. En definitiva, las víctimas son diferentes.


En general, da la impresión que nos encanta la diferencia, pero no es cierto. Así que digámoslo con más precisión, nos encanta el matiz, porque la verdadera diferencia nos inquieta y nos genera rechazo.


Un ejemplo de ello lo vemos en la forma de vestir de los alumnos en los centros educativos. No hace falta que en los centros educativos se imponga el uniforme para que los alumnos vayan vestidos de la misma manera. Apenas ninguna chica irá con faldas y casi ningún chico con pantalones de tela. Todos calzarán zapatillas de deporte (aunque no sean prácticas los días de lluvia ni los días de calor), aunque de variadas marcas y colores. Los alumnos de un mismo centro acabarán adoptando el mismo estilo, pero con matices. Matices, sí; diferencias reales, no.

 

Las diferencias favorecedoras ocasionan acoso escolar. Los buenos resultados de algunos alumnos, el éxito social o la belleza son factores que desencadenan la violencia. Cuando se les pregunta a las víctimas de este tipo, ellas señalan que, en el fondo, se saben envidiadas porque se llevan bien con los profesores y tienen buenas notas. Los celos y la envidia y que el acosador vea amenazado su liderazgo en el grupo, hacen que éste se comporte de forma agresiva.


Las diferencias de las víctimas, a veces, se sitúan en otra categoría. Los grupos no aceptan a los chicos y a las chicas que no se comportan de acuerdo con lo que la mayoría considera aceptable. Aquí entramos de lleno en los estereotipos sexistas de toda la vida.


El colectivo LGTBI (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) sigue despertando rechazo y suspicacias en una parte significativa de la población. El rechazo por una orientación sexual «desviada de la normalidad» que sigue presente en los centros educativos, refleja la mentalidad de amplios sectores de la sociedad.


El machismo clásico del hombre hacia la mujer, continúa también vigente. Los que pensaban que el machismo, tras cuarenta años de democracia en España y tras muchos mensajes a favor de la paridad y de no discriminación, era cosa del pasado en los más jóvenes, se han equivocado completamente. Al realizar el primer estudio en serio sobre el asunto, se han topado con que el machismo de toda la vida encontraba una amplia aceptación entre los jóvenes.


Por otra parte, que los alumnos sean de otra raza o que sean inmigrantes incrementa el riesgo de que sean elegidos como víctimas. Este riesgo aumenta muchísimo cuando los demás alumnos escuchan en su entorno familiar mensajes racistas y xenófobos contra los que proceden de otros lugares: “Todos los rumanos son…”; “todos los musulmanes son…”; “los inmigrantes son los culpables de…”.


Por último, cabe señalar otro tipo de víctimas. Los alumnos con necesidades educativas especiales. Los acosadores ponen el foco con mucha frecuencia en los alumnos vulnerables. Los alumnos con necesidades especiales son diferentes y especialmente vulnerables.

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