He de confesarte que la novela El Billete Dorado, además de interesarme por el tema, me ha atrapado y que no he parado hasta llegar a la última página.
El tema del acoso escolar es un tema duro y, precisamente por eso, había que tratarlo de una forma atractiva e interesante. En realidad, es una novela de aventuras y de intriga con giros argumentales inesperados cuyo objetivo fundamental, además de concienciar sobre el acoso escolar, es divertir.
+
Una pregunta obligatoria: ¿Tú has vivido alguna situación de acoso escolar?
He de confesarte que sí. Tú sabes que hay tres agentes fundamentales en el acoso escolar: el acosador, el acosado y los espectadores. Yo he sido los tres. Así de claro. Hay que decir que sin conciencia de serlo, porque en mis tiempos el acoso no se percibía como problema. Me temo que la mayoría debería confesar lo mismo. Sería una buena forma de empezar a acabar con el acoso escolar y todo tipo de acoso.
Me comentabas antes de la entrevista que tú piensas que el acoso es algo muy habitual en nuestra sociedad.
Mira, por ejemplo, los medios de comunicación. A veces me parece que los medios de comunicación están buscando en quién poner el foco para desatar los peores instintos de la sociedad. No sé si te acuerdas del caso Wanninkhof. Se acusó a una mujer de haber matado a una niña y la prensa y la televisión se cebaron en ella. El caso fue a juicio y, a pesar de que la misma policía insistió en que no había pruebas contra ella y en que, por el contrario las había de su inocencia, un jurado popular la condenó. Por suerte, otro tribunal la absolvió. Otro caso muy doloroso fue el de la desaparición y muerte de la joven Diana Quer. Los medios de comunicación sacaron lo peor de sí mismos atacando y acosando a la hermana y a la misma madre de la chica. Fue tremendo. Más tarde se descubrió al asesino.
+
Entonces, ¿el acoso es un mal generalizado?
Me temo que sí. El acoso se da en muchos ámbitos. El racismo, la xenofobia, el acoso laboral, el acoso que se dispara con frecuencia en las redes sociales, los hinchas de fútbol que la toman con un jugador, los partidos políticos que hacen campañas de acusaciones contra políticos concretos invadiendo su vida privada…, todo eso tiene la misma raíz: grupos de personas que se lanzan a atacar más allá de toda medida a otras personas.
De ahí a hacer una analogía entre el acoso escolar y el Holocausto judío provocado por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, solo hay un paso.
Evidentemente, en el Holocausto la discriminación y el acoso se elevaron a la enésima potencia. El acoso escolar se dispara cuando un grupo, (es importante lo del grupo, si no estaríamos hablando de una pelea entre dos) decide injustificadamente que a alguien se le puede hacer sufrir. Si aumentamos la escala, es decir, una nación contra un grupo étnico o religioso, entonces tenemos el Holocausto. En el Holocausto encontramos los tres agentes típicos del acoso escolar: el acosador (los nazis), el acosado (los judíos) y los espectadores (en la Gran Redada de judíos en Francia, la sociedad y las autoridades francesas).
Me ha parecido magistral como has mezclado los hechos históricos y la ficción en la novela. ¿Tardaste mucho tiempo en documentarte?
No te puedo decir exactamente el tiempo que dediqué a adentrarme en la Gran Redada de judíos en el París de 1942, también llamada Redada del Velódromo de Invierno. Fue un momento apasionante y muy dramático de la Historia de Francia. Digamos que el tiempo suficiente para componer una novela histórica y de aventuras con muchos elementos de fantasía.
En El Billete Dorado insistes en que no hay que condenar a los acosadores. ¿No te parece que la respuesta debería ser simplemente la represión?
En el acoso escolar está claro que hay una víctima, el acosado, al que hay que ayudar de una forma rápida y efectiva. Pero estamos hablando de jóvenes. Por ello, es importante atender también al acosador y a los espectadores. En los centros docentes se tiene que dar una respuesta educativa al acosado, pero también al acosador y a los espectadores. En general, tenemos que confiar en la capacidad de cambiar a mejor de las personas y, en especial de los jóvenes. Un padre, un amante, un amigo, un profesor siempre deben esperar lo mejor de los suyos. Si no, tendrían que marcharse a vivir a una isla desierta.
¿Se acabará el acoso escolar alguna vez?
Antes no se percibía el acoso escolar como un problema, lo considerábamos algo natural. Pero hay nueva sensibilidad que consiste en que aceptamos, comprendemos y nos sentimos identificados con los más débiles. Esta sensibilidad se manifiesta en aspectos muy cotidianos. Por ejemplo, las aceras ahora están preparadas para que pasen las sillas de ruedas y los semáforos avisan con sonidos a los ciegos. También la nueva sensibilidad se manifiesta en que no aceptamos la ley del más fuerte, ni siquiera en el ámbito escolar. Creo que nos podemos sentir orgullosos, porque somos muchos los que estamos contribuyendo a afianzar esta nueva sensibilidad. Así, que, en efecto, aunque probablemente el acoso escolar seguirá existiendo siempre, entre todos lo reduciremos de forma muy notable. Claro está, que siempre habrá que insistir en que la educación es una cuestión en la que todos somos protagonistas, los padres, los profesores y, por supuesto, los mismos jóvenes.
+