Mi primer apellido significa natural de Vich, una población catalana. Soy almeriense, una provincia que, como muchas otras, desde antiguo ha sido ignorada por el Estado. De hecho, el milagro de los invernaderos tuvo lugar ante el escepticismo y falta de apoyo de las administraciones. Más allá del tópico andaluz, perro y gandul, que he escuchado muchas veces, los almerienses han demostrado sobradamente su capacidad para crear riqueza.
Procedo, por tanto, de colonizadores catalanes y, como almeriense, siempre he sabido que a unas regiones de España les tocaba ser favorecidas a costa de las demás. Me parece muy ingenuo, o muy interesado, que en esas regiones se piense que su prosperidad proviene de unos rasgos especiales de su carácter, o que las otras regiones son un lastre o, incluso, que España les roba, cuando estamos tan unidos y mezclados históricamente y tanto nos debemos unos a otros.
Publicado en el diario EL PAÍS
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