Según René Girard, todas las sociedades y todos los grupos desarrollan el mecanismo del chivo expiatorio a casa de:
- La cólera generada por los deseos insatisfechos
- La necesidad imperiosa de ser acepta por el grupo
- Para reforzar la identidad del grupo
El mecanismo del chivo expiatorio, en este caso, es muy claro en el desprecio a los refugiados españoles, las persecuciones de los comunistas, de los judíos, de los gitanos, en las mujeres rapadas y cuando se realizaban ejecuciones extrajudiciales. Todo esto indica que, en aquellos tiempos, la sociedad francesa estaba particularmente enferma.
El chivo expiatorio se da cuando un grupo amplio decide, sin motivos reales, que una persona o un grupo menor son culpables y, por tanto, deben soportar la agresividad y el rechazo general. René Girard habla de mecanismo porque es algo que se dispara automáticamente y acaba, casi inexorablemente, con la degradación, la expulsión o la eliminación de la persona.
El grupo, cuando ha elegido un chivo expiatorio, se siente mejor porque se cohesiona. Antes, cada uno sentía un malestar individualmente, pero ahora coincide con el grupo en encontrar maldades y defectos en el chivo expiatorio.
La tensión va creciendo en torno al chivo expiatorio, hasta que se descarga la agresividad acumulada. O dicho en términos de la Biblia, una de las fuentes de René Girard, basta con que alguien arroje sobre la víctima la primera piedra, para que se desencadene contra ella, por imitación o mímesis, una incontrolable lluvia de piedras.
Es el mismo mecanismo que actualmente se desencadena, por ejemplo, en el acoso escolar y laboral, en las redes sociales, el causado por los nacionalistas, los escraches (hostigamiento en las calles a políticos y sus familias), contra los inmigrantes y todo tipo de minorías.